Cecilia la Mamá Gata Persa era la madre más bien vestida de toda la Aldea. Siempre vestía vestidos preciosos y joyas espectaculares. Las chicas de la Aldea admiraban mucho a Cecilia, y Nora la Hermana Gata Persa quería ser como su madre cuando mayor

Un domingo, Nora se puso uno de los vestidos de su madre y alguna de sus joyas viejas.
“¡Me voy a visitar a mis amigos!”
le dijo a su madre muy contenta.
“¿Por qué llevas mi vestido?”
dijo Cecilia, pero Nora ya se había ido. Cecilia estaba muy confundida.

Cuando Nora volvió a casa esa noche estaba muy triste. Se le había roto el dobladillo del vestido de su madre.
“¡Tomé prestado tu vestido porque quería estar tan guapa como tú!”, sollozó.
“Pero tu vestido no me iba grande, tropecé con él y se rompió. ¡Lo siento mucho, Mamá!”

“Sé que te gusta ir guapa como yo”,
dijo Cecilia, sonriendo a Nora.
“Pero tú no necesitas parecerte a mí. Tú estás mucho más guapa cuando llevas tu ropa, como tus vestidos brillantes con volantes y encajes. A ti te encantan esos vestidos, ¿no es así?.”
¡Sí! Añadió Nora feliz.
“¡Los adoro!”

Cecilia sabía qué vestidos le gustaban más a Nora.
“Te haré un vestido especial para ti y mucho más bonito”, dijo.
Cecilia trabajo para hacer el vestido de Nora, hasta altas horas de la noche.

A la mañana siguiente, cuando Nora vio el vestido acabado, se sintió muy afortunada.
“¡Uau!” Exclamó.
“¡Es precioso!”.
Era el vestido soñado por Nora, con un montón de bonitos encajes. La madre de Nora le puso alguna joya a conjunto con el vestido y la retocó con un poco de maquillaje.

“¡Muchas gracias, Mami!”,
dijo Nora.
A las otras niñas les gustó mucho el vestido de Nora. Cuando Nora les dijo cómo lo había conseguido, sus amigas corrieron a la casa de la familia Gatos Persa.
“¿Podrías hacernos un vestido tan bonito también, por favor?”
le preguntaron a Cecilia. Cecilia eligió un bonito vestido para cada una de las niñas. Se pusieron muy contentas, y Cecilia también.

FIN